Mr Bush ha dejado huella en la cultura popular americana. (Foto del gran Multisanti)
Cada personaje tiene su tiempo, y al pequeño ranger de Texas se le está agotando el suyo. Parece que fue ayer cuando logró posar sus lustrosas botas sobre la mesa de caoba del Despacho Oval por primera vez, tras ganar unas elecciones que pasarán a los anales de la historia por dejar en evidencia al (autocalificado) país de la libertad. Ahora, tras un mandato de infarto, dice bye bye por la puerta de atrás, en su peor momento de popularidad. One kingdom falls, another kingdom comes. Su estrella se apaga, eclipsada por la supernova Obama.
Dos cosas pueden ocurrir cuando un personaje público desaparece de la constelación de la fama; todo depende de su historial, de lo que haya aportado al mundo. Lo más habitual es que su recuerdo se vaya apagando progresivamente, que sus anécdotas, sus frases recurrentes (y sus paridas) sigan siendo reconocibles durante cierto tiempo hasta que las nuevas generaciones no puedan comprender de qué demonios habla el abuelo. No obstante, algunas pocas personalidades consiguen destacar en toda una época, para marcarla y formar parte del imaginario colectivo. Antes se les denominaba héroes, pensadores, artistas; ahora son iconos pop. Sus hechos se graban en la historia, y se estudian en los colegios. Sus frases se convierten en cita. Sus hechos, en ejemplo, aunque no siempre para bien.
Aún es pronto para saber si el pequeño Georgie formará parte de ese selecto club. Arriesgándome a equivocarme, mi pronóstico es que aunque nos olvidemos de Bush, la humanidad siempre llevará un poquito de W dentro. No me discutiréis que, sin duda, ha marcado una época. Su labor ha contribuido inequívocamente a terminar con la hegemonía estadounidense, y de ese modo, ha clausurado el siglo XX.
Publicidad exterior en New York City. (Foto de Santi once again)
2008/10/22
Good bye Bush, ¡welcome W!
Hoy he aprendido
Estados Unidos,
Iconos,
Política
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