2008/12/16

Where the hell...?



Odio a este tío. Bueno, en realidad no, es más bien insana envidia por estar yo aquí sentado mirando como nieva y él danzando por todo el mundo. Quiero ser como él, o mejor dicho, quiero reemplazarlo en sus viajes.

Ahora medio en serio. El cuento de Matt me parece uno de los mejores ejemplos de storytelling de los últimos tiempos. Y es que por detrás de ese hipnotizador baile hay toda una inteligente estrategia de branding que parte de una oportunidad bien aprovechada. Él nos lo cuenta en su website: Matt no tenía ganas de trabajar, o más bien, no le apetecía ir todos los días al mismo sitio a hacer lo mismo de siempre. Por casualidades de la vida, la fama le vino de golpe mientras viajaba con un vídeo en el que realizaba su ridícula coreografía. Una tontería más entre millones que hay en la Red. Pero a la gente de Stride Gum no les pareció tan tonto. Vieron en Matt el perfecto símbolo para reflejar sus valores, en sus viajes el modo idóneo de conseguir notoriedad mundial, y en sus arrítmicos movimientos toda una seña de identidad. Ahora Matt recorre el mundo gratis llevando el nombre de Stride allá donde pisa. Y él tan contento. Yo también lo estaría. Por favor, no pido mucho, páguenme mis viajes y bailaré Los Pajaritos si hace falta.

P.D.: ¿es Matt tan real como parece o habrá sido fabricado por una agencia tras largas sesiones de brainstorming?

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