2009/01/29

El truco más antiguo


A través del estupendo blog de Sergio Monge me he enterado de que Martin Lindstrom, en su nuevo libro "Buyology", afirma que el sexo no es un estímulo para la venta tan potente como todos pensábamos. Según el gurú (qué poco me gusta utilizar este término) del branding es la polémica que suscita lo que hace que muchas marcas utilicen contenido sexual como reclamo.

Lindstrom es experto en hacer que las obviedades parezcan ideas innovadoras (ojo, me parece una habilidad admirable), y en ese sentido no es difícil estar de acuerdo con él. Sin embargo, no comparto esta última vuelta de tuerca. La atracción sexual es un instinto primario que hemos aprendido a controlar conscientemente, pero que sigue siempre más o menos latente en nuestro subconsciente. Por supuesto, tampoco voy a defender que determine todas nuestras decisiones, pero es innegable que en mayor o menor medida, todos tendemos a mostrarnos atraídos por la belleza, la sensualidad, y en muchos casos, la lujuria.

Las marcas han sido conscientes de esta debilidad humana desde el principio de los tiempos, y más o menos explícitamente han tratado de explotarla para captar a sus públicos. No obstante, es cierto que no todas las personas responden de igual manera ante los mensajes de carácter sexual. Dependiendo de particularidades individuales, sociales y culturales, el mismo estímulo puede atraer poderosamente a una persona y producir el mayor de los rechazos en otra. Por ejemplo, las convenciones culturales hacen que un cuerpo desnudo, algo que en España se acepta de forma natural, se convierta en tabú en Estados Unidos. Todos recordamos la polémica actuación de Janet Jackson en el Super Bowl. Fuera del país, nadie comprendió el revuelo que causó ese pequeño "accidente", pero cualquiera que conozca los medios estadounidenses sabe hasta qué extremo llega la censura hacia el desnudo, tan enfermiza como la que se aplica a los tacos (palabras malsonantes). Es precisamente esta actitud del estamento oficial la que provoca las polémicas que Lindstrom menciona, pequeñas crisis que bien dirigidas pueden servir para aumentar la notoriedad.

Las marcas del mundo de la moda y la cosmética son expertas en hacer uso del sexo y la controversia. Y por si Lindstrom tuviera razón, algunas como Diesel han decidido reírse de la polémica, buscando la complicidad de aquellos a quienes el sexo no nos parece un asunto tan serio.





P.D.: No obstante, muchas veces las marcas se ven inmersas en controversias absurdas sin ninguna intención de provocarlas y que para nada contribuyen a que su imagen se refuerce.

1 comentario:

Fernando dijo...

Para darle la razón al gurú en cuestión: ¿Has visto el anuncio de los vegetarianos que la NBC ha vetado para la Super Bowl? Están teniendo mucha más notoriedad que si lo hubiesen emitido, y hasta el diario AS lo reproduce en su web, por poner un ejemplo.